jueves, 25 de abril de 2013

Iron Man 3

Año: 2013.
Género: Acción.
País: Estados Unidos.
Duración: 130 minutos.
Dirección: Shane Black.
Intérpretes: Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow, Don Cheadle, Guy Pearce, Rebecca Hall, Ben Kingsley, Jon Favreau, James Badge Dale.


" El impertinente pero brillante industrial Tony Stark se enfrenta a un enemigo con un poder sin límites. Cuando Stark encuentra su mundo destruido, se embarca en una angustiante búsqueda para hallar a los responsables. Este viaje pondrá a prueba su temple una y otra vez. Acorralado entre la espada y la pared, Stark se las deberá ingeniar solo para sobrevivir y valerse de su astucia e intuición para proteger a sus seres queridos. En su lucha, Stark descubre la respuesta a la pregunta que lo ha estado acosando en secreto: ¿el hombre hace al traje o el traje hace al hombre?"

 Hacía falta que Iron Man 2 se durmiese en los laureles de la primera película. Hacía falta que The Avengers patease el tablero para insuflarle a esta Fase 2 de Marvel nueva vida, en la forma del nuevo director y guionista Shane Black. Gracias a estos pequeños toques en la saga es que se puede decir que Iron Man 3 es una explosiva tercera entrega que en lugar de ir decreciendo en nivel logra superar con creces a su antecesora e incluso jugarle cabeza a cabeza a la original, por momentos superándola con su conjunción casi armónica de elementos que hicieron tan reconocida a la impronta de Tony Stark y su Hombre de Hierro.


 Muchos se sorprenderán del hecho de que Iron Man 3 es el cierre de una trilogía. Si, leyeron bien, trilogía. ¿Pero cuándo estuvo planeada de esa manera? muchos se preguntarán. Bueno, el final de esta tercera aventura de Tony deja en claro el panorama, cerrando esta historia al menos con un buen moño que antes no habíamos percatado que existía. Con la inminente llegada del villano principal del protagonista que se venía esperando hace años, el arco argumental del multimillonario queda concluído hasta que los fanáticos demanden más y más de su héroe favorito.

 Definitivamente el punto más a favor del film es el que también crea más oportunidades como deslices; el guión de Shane Black y Drew Pearce captó a todas luces la idea de un personaje como el de Iron Man. No tiene la oscuridad del Batman de Nolan, pero se acerca lo suficiente a la lucha de demonios internos para superar el ahora, pero tampoco es una comedia de $200 millones de dólares sino que el equilibrio, que de a momentos puede resultar un poco desproporcionado por como ciertas escenas dramáticas terminan en un alivio cómico. Dicha técnica puede desconcentrar un poco, pero es un combo que funcionó antes y sigue funcionando, y no opaca en absoluto el resultado obtenido. Si se nota, por ejemplo, ciertas referencias a otras grandes sagas como Terminator ó X-Men en su historia, quizás no sean tan obvias, pero algunos detalles pueden hacer saltar una alarma en la cabeza de los más fanáticos.

 Será difícil discutir el punto del villano tan anticipado como lo es El Mandarín, figura clave detrás de toda la historia fílmica de Iron Man. Cierto es que se viene gestando su aparición desde el primer momento, y con la aparición de Black en escena hay que avisar que el muchacho tiene varias sorpresas en reserva para la platea; una decisión en particular es cuestionable, la del villano, pero lo otorga otro sabor a lo que de otra manera sería una entrada más en la lineal narrativa.

De más está decir que los efectos computarizados son los mejores del mercado, provocan un festín visual impresionante e impactante, con muchas escenas preparadas especialmente para shockear a la audiencia y llenarla de adrenalina, como el ataque a la casa costera de Tony, el adrenalínico rescate en  pleno vuelo o el acto final, una batalla sin cuartel en el puerto/plataforma petrolera. Como ya se habrá notado en los trailers, hay un sinfín de armaduras de Iron Man, todas puestas a buen uso para este batalla final alucinante.

Y como no se puede ser de otra manera, Robert Downey Jr. mimetiza su vida real una vez más junto a la imagen de playboy infartante, de showman desenfadado y carácter volátil para darle un giro más a su personaje y humanizarlo aún más. Luego de los eventos de The Avengers y su más que cercana muerte en el espacio, esta gran guerra intergaláctica generó en Stark un gran malestar en su interior, que se ve reflefado por su inhabilidad por dormir y también por sus episodios de ansiedad que le ocurren bastante seguido durante la historia. Robert y Tony se han fusionado de tal manera que uno no puede existir sin el otro, creando un personaje para los anales de la historia, que aquí vuelve a funcionar de maravillas. Un gran avance fue el de Pepper Potts, el interés romántico de Tony, cuya evolución no es más que soprendente: de pasar en damisela en peligros y presencia de mero cameo a ser un personaje central en la trama, con decisiones y acciones pertinentes a la trama; icho cambio de seguro le ha valido a Gwyneth Paltrow un tremendo esfuerzo físico, que desde acá aplaudimos por abordar un papel al cual la actriz no está acostumbrada y fue todo un logro.

 Don Cheadle repite como el Coronel Rhodes, el amigo inseparable de Iron Man, proyectando aún más el sentimiento de cop buddies forjado en particular desde la anterior película; no es de extrañar que esta relación se vea tan natural, porque si recuerdan, el par resulta muy familiar con el que interpretaban Mel Gibson y Danny Glover en la saga Arma Mortal, que guionó siempre Shane Black. Ah, coincidencias...
 De las nuevas caras, tenemos al villano principal en la forma del brutal Ben Kingsley, muy pero muy bien personificado, con quizás un toque de teatralidad extrema que le hace más que bien a la trama mientras más se adelante, además de Guy Pearce, quien pasa de ignorado nerd a multimillonario con hambre de venganza en minutos. Por otra parte, el nuevo personaje femenino interpretado por Rebecca Hall sirve pero a la larga no aporta demasiado aunque resulte clave en la historia, y el pequeño Ty Simpkins (Insidious) quien tiene una de las mejores escenas cómicas en toda la película y resulta un gran par junto a Stark.

 En el afán de superar la meseta narrativa que generó la 2da parte, Iron Man 3 propuso muchos cambios pero nunca se animó a tocar la esencia del personaje de Tony Stark. Así, el film se alza como el primer gran blockbuster heróico del año, en una mezcla de risas, drama, acción, explosiones, todo el combo. Uno esperaría un descenso en calidad llegados al caso de una tercera parte, pero la regla esta ahí para romperse, y Iron Man 3 lo acaba de hacer.

Calificación: A-

miércoles, 3 de abril de 2013

Posesión Infernal (Evil Dead)

Año: 2013.
Género: Horror.
País: Estados Unidos.
Duración: 90 minutos.
Dirección: Fede Alvarez.
Intérpretes:Jane Levy, Shiloh Fernandez, Lou Taylor Pucci, Jessica Lucas, Elizabeh Blackmore.


"Mia, una joven que lucha para mantenerse sobria, se dirige hacia una cabaña remota junto a su hermano y un grupo de amigos quienes descubrirán el Libro de los Muertos y los peligros y terrores que esconde."

 Recuerdo que cuando vi la Evil Dead original de Sam Raimi de hace treinta años, reí. Sencillamente no podía tomarme en serio lo que estaba viendo, porque era un caso evidente de esas películas malas que divierten. Con los años, la película cobró un lugar imprescindible como film de culto, además de sentar precedentes para muchas películas que tomarían como escenario una cabaña en el bosque, cinco amigos, y cualquier horror que los acechase, tanto natural como sobrenatural.
 Dando un salto hasta el presente, la decisión del propio Raimi de reimaginar su joya más preciada generó un malestar general inmediato: Es imposible rehacer una obra maestra, es lo que decían muchos. Pero Raimi, logró lo impensable: le cerró la boca a todos los detractores con Evil Dead, una brutal vuelta a los bosques oscuros plagados de demonios y peligros de una manera tan siniestra, sangrienta y visceral que no deja a lugar a dudas.

 Ahorrémonos la disyuntiva de discutir que son otros los tiempos y el presupuesto de cada film es diferente. Es más que obvio que una película se hizo a pulmón y la otra tuvo una producción de calibre por detrás, pero el principal apartado en el que se destaca Evil Dead es por dejar de lado el humor absurdo de la trilogía original y encamina su historia por derroteros más serios y convencionales. En esta ocasión, los cinco jóvenes que se encuentran en la cabaña tienen una misión más orgánica y cruda que atender además de un rápido retiro para emborracharse y tener sexo: Mia, la protagonista, tiene una grave adicción a la heroína, y para comenzar nuevamente un proceso de depurificación sus amigos junto a su hermano David y su flamante nueva novia acudirán al rescate.

 Tras un prólogo bastante escueto y escalofriante se nos presenta la naturaleza de libro maldito en cuestión, que desencadenará la posesión infernal del título en castellano; dicha vuelta de tuerca del guión le permite a la película jugar un poco con la ilusión y las visiones de un personaje drogodependiente. ¿Realmente está teniendo visiones de ultratumba o los efectos de la droga la están consumiendo poco a poco? Por muy poco que se explote esta línea de la trama, es un punto interesante que atrapa al espectador hasta que la verdadera posesión entra en escena y el ambiente hostil se tensa exageradamente.

 Para cuando este grupo de amigos comience a transformarse de maneras horripilantes y a atacarse entre ellos, la experiencia aterradora que prometían los pósters y los trailers comienza a dejarse ver, y todos los trucos y artimañas del novato director Fede Alvarez y su coguionista Rodo Sayagues aparecen en pantalla de forma gloriosa. Alvarez imita pero no copia, homenajea mucho a su mentor con tomas aéreas y vueltas de cámara imposible que recrean el espíritu de la original, pero reencarnado. No estamos ante una precuela, o una secuela, es una reimaginación hecha y derecha que no sorprende con nada nuevo, pero que resulta terriblemente efectivo, un enunciado enarbolado en el hecho de que no hay efectos computarizados en todo el film, aunque ciertas escenas hagan dudar mucho de eso. Además de los magníficos efectos prácticos que usaron Alvarez y compañía, los hectolitros de sangre y prostéticos varios, Evil Dead sube un escalón más con la acojonante banda de sonido de Roque Baños, quien evoca diferente sonidos y el abrumador toque de una sirena que manda más de un escalofrío por la espalda.

 Heridas cortantes profundas, quemaduras, miembros cercenados, clavos y mutilaciones varias recorren el segundo y tercer acto de Evil Dead, culminando en una escena final carmesí y violenta en todo sentido imaginable. El acotado elenco brilla cada uno por separado, aunque el peso final de todo el conjunto recae en la explosiva Jane Levy, quien sufre las peores vejaciones de toda la película y así y todo tiene que interpretar dos caras de la moneda: es la villana y la heroína al mismo tiempo; Levy es expresiva por demás, sus ojos transmiten todas las emociones que recorren su cuerpo y verla sufrir es durísimo. A su alrededor se encuentran unos convincentes Shiloh Fernandez como el hermano abnegado de Mia y Lou Taylor Pucci como el curioso del grupo que desata un infierno sobre él y sus amigos. Los personajes de Jessica Lucas - avocada al género desde hace rato -  y  la desconocida Elizabeth Blackmore completan el equipo que las pasarán negras en el bosque húmedo. Aclaración: ninguno saldrá indemne, todos tienen su cuota de golpes y cortes varios, así que es para aplaudir la dedicación de los cinco.

 Evil Dead representa el vivo hecho de que una película puede tener partes usadas, pero si se las ensambla de una manera creativa y fresca, todo puede funcionar; no sé hasta que punto los fanáticos de la original disfrutarán de esta nueva entrega que pierde el humor negro en pos de una realidad más oscura, pero sí puedo decir que los seguidores del horror se encontrarán con un plato muy fuerte, una visita a la sala más proxima de cine, porque Evil Dead se disfruta mucho mejor como experiencia cinematográfica en una sala lóbrega y amplia.


Calificación:A-